¿Qué es la proteostasis y por qué es vital para un envejecimiento saludable?

El envejecimiento es un proceso multifactorial que afecta progresivamente la función de los sistemas biológicos. Uno de los mecanismos clave involucrados es la pérdida de proteostasis, un término que hace referencia al equilibrio dinámico que mantiene la célula para producir, plegar, vigilar, reparar y degradar sus proteínas.

Las proteínas son moléculas fundamentales en prácticamente todas las funciones celulares. Actúan como enzimas, estructuras, receptores, canales de transporte y señales químicas. Para cumplir con estas funciones, las proteínas deben ser sintetizadas correctamente, plegarse en estructuras tridimensionales específicas y mantenerse estables durante el tiempo adecuado. Cuando estas condiciones se ven alteradas, la célula entra en estrés, acumula proteínas mal plegadas o dañadas, y puede desencadenar procesos inflamatorios, disfunción mitocondrial o incluso muerte celular.

La proteostasis: una red compleja de vigilancia celular

La proteostasis no depende de un solo mecanismo, sino de una red interconectada de procesos que incluyen:

• La síntesis proteica, que se vuelve menos precisa con la edad.

• Las proteínas chaperonas, que ayudan a plegar otras proteínas y prevenir su agregación.

• El proteasoma, responsable de degradar proteínas dañadas o mal plegadas.

• La autofagia, un sistema de reciclaje celular que elimina componentes defectuosos o envejecidos, incluidas proteínas.

Con el envejecimiento, estos sistemas sufren un deterioro progresivo. La capacidad de producir proteínas funcionales disminuye, las chaperonas se expresan en menor cantidad, y los mecanismos de degradación se vuelven menos eficientes. Como resultado, se produce una acumulación de proteínas defectuosas o tóxicas, lo cual es una característica común en enfermedades relacionadas con la edad, como el Alzheimer, el Parkinson y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

El impacto de la pérdida de proteostasis en el envejecimiento

La pérdida de proteostasis no es solo un fenómeno intracelular. Tiene consecuencias sistémicas, ya que:

• Contribuye a la inflamación crónica de bajo grado que acompaña al envejecimiento.

• Afecta la funcionalidad mitocondrial, generando un ciclo de retroalimentación negativa entre daño proteico y estrés oxidativo.

• Aumenta el número de células senescentes, que a su vez liberan proteínas inflamatorias y perpetúan el deterioro tisular.

Estos cambios no solo afectan la longevidad, sino también la calidad de vida. Las personas mayores con disfunción en los sistemas de control proteico presentan mayor susceptibilidad a enfermedades degenerativas, pérdida de masa muscular, deterioro inmunológico y menor capacidad de recuperación frente al estrés metabólico o físico.

Estrategias para apoyar la proteostasis desde la nutrición y la suplementación

Una de las líneas más prometedoras de intervención se basa en la modulación de la proteostasis a través de la nutrición y los suplementos dietéticos. La literatura científica ha identificado varios nutrientes esenciales que pueden contribuir indirectamente a este equilibrio:

• Magnesio, presente en Magnesio Sevens, es un cofactor necesario para numerosas enzimas implicadas en la síntesis y estabilidad proteica. Su deficiencia se ha asociado con incremento del estrés oxidativo y mal plegamiento proteico.

• Vitaminas del grupo B, como B6, B12 y ácido fólico, todas incluidas en Multivitaminas Sevens, participan en la metilación del ADN y la regulación del metabolismo celular. Su papel es crucial en la síntesis de aminoácidos y en la protección del sistema nervioso, altamente sensible a alteraciones en la proteostasis.

• Zinc y selenio, también presentes en Multivitaminas Sevens, son cofactores de enzimas antioxidantes que reducen el daño oxidativo a las proteínas.

• Ácidos grasos omega-3, como los que contiene Omega 3 Sevens, modulan la respuesta inflamatoria sistémica, favoreciendo un entorno metabólico más estable para la función proteica.

Conclusión

La proteostasis representa uno de los pilares de la longevidad celular. Su mantenimiento depende de un equilibrio delicado que se ve comprometido con el paso de los años. Sin embargo, comprender este proceso nos ofrece la oportunidad de intervenir de forma estratégica para preservar la función celular, retrasar la aparición de enfermedades relacionadas con la edad y mejorar nuestra calidad de vida a largo plazo. La nutrición adecuada, combinada con una suplementación basada en evidencia, puede ser una herramienta poderosa para apoyar estos mecanismos y reforzar la resiliencia biológica del organismo frente al envejecimiento.