Women’s Probiotics Complex - Cuidado y equilibrio de la Flora Íntima
WOMEN´S PROBIOTICS COMPLEX combina 5 cepas específicas de Lactobacillus, seleccionadas por su eficacia clínica para mantener una microbiota vaginal sana, con vitamina D3, zinc y vitamina B2. Una fórmula diseñada para ayudarte a:
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Restaurar y mantener el equilibrio de tu flora íntima.
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Reforzar tus defensas naturales desde el eje intestino–vagina.
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Cuidar tus mucosas y proteger tus células frente al estrés oxidativo.
Libre de alérgenos, OGM y sustancias innecesarias, este suplemento te acompaña cada día con seguridad, respaldo científico y compromiso con tu bienestar integral.
Microbiota vaginal en armonía
Todo empieza por el equilibrio
La salud íntima femenina está íntimamente ligada al equilibrio de la microbiota vaginal, un ecosistema compuesto mayoritariamente por bacterias del género Lactobacillus. Estas bacterias producen ácido láctico, que ayuda a mantener un pH ácido (entre 3,8 y 4,5), creando un entorno que inhibe el crecimiento de microorganismos potencialmente patógenos.
Cuando este equilibrio se altera —por estrés, antibióticos, o cambios hormonales— pueden aparecer molestias como flujo anormal, picor o irritación. Apoyar el ecosistema íntimo con cepas específicas de Lactobacillus (como rhamnosus, reuteri, crispatus, gasseri y johnsonii) contribuye a restaurar y mantener ese entorno protector de forma natural y sostenida.
Refuerzo inmunológico natural
Más defensas, menos preocupaciones
La conexión entre el sistema inmunitario y la microbiota es más estrecha de lo que parece. Las cepas de Lactobacillus no solo equilibran el entorno íntimo, sino que también estimulan la producción local de péptidos antimicrobianos y fortalecen la respuesta inmune de la mucosa vaginal.
Este efecto se potencia con micronutrientes clave como la vitamina D3, que contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario, y el zinc, que ayuda a proteger las células frente al estrés oxidativo. Una combinación de probióticos e inmunonutrientes refuerza la primera línea de defensa de forma natural, sin alterar el equilibrio fisiológico del cuerpo.
Prebióticos: el alimento que los activa
Sin ellos, los probióticos no llegan a su destino
Los prebióticos son fibras vegetales fermentables que no digerimos, pero que resultan esenciales para alimentar y activar a las bacterias beneficiosas del intestino. Esta fórmula incluye dos de los más estudiados: inulina y FOS (fructooligosacáridos). Su presencia no es un añadido decorativo, sino un componente clave: sin estos nutrientes, muchas cepas probióticas no sobreviven al tránsito intestinal ni logran colonizar de forma eficaz.
Los prebióticos ayudan a que los probióticos lleguen vivos al intestino y comiencen a actuar de forma más eficiente, multiplicándose, produciendo sustancias beneficiosas y compitiendo con bacterias indeseables. La sinergia entre probióticos y prebióticos convierte a esta fórmula en un simbiótico funcional, con mayor estabilidad, eficacia y capacidad de impacto en el equilibrio natural de tu microbiota vaginal, fortaleciendo tus defensas y cuidando tu bienestar íntimo desde dentro.
Salud de las mucosas
Tu mucosa también necesita nutrientes
La mucosa vaginal es un tejido delicado que cumple una doble función: proteger frente a microorganismos y favorecer la lubricación natural. Para cumplir este papel, necesita estar bien nutrida y protegida.
El zinc ayuda a proteger las células frente al daño oxidativo, un proceso que debilita las barreras naturales del cuerpo, mientras que la vitamina B2 (riboflavina) es esencial para el mantenimiento de las mucosas en condiciones normales. Combinados con probióticos que refuerzan la flora íntima, estos nutrientes forman una base sólida para un confort íntimo continuo.
Eje intestino–vagina
El intestino también cuida tu zona íntima
Aunque parezca sorprendente, muchas de las bacterias que habitan la zona vaginal proceden del tracto intestinal. Existe un eje biológico entre intestino y vagina a través del cual cepas probióticas ingeridas por vía oral pueden migrar y colonizar la flora íntima.
Cepas como L. reuteri, L. rhamnosus o L. johnsonii han demostrado en estudios clínicos su capacidad de llegar hasta la mucosa vaginal y ejercer allí un efecto protector. Esta vía indirecta, pero efectiva, permite intervenir en la salud íntima de forma no invasiva y con beneficios duraderos desde dentro.